Este trabajo trata de una figura contradictoria y chocante; profunda y sutil, unas veces; exhuberante y procaz, otras. Es Lilith / Luna Negra. Todos la tenemos en nuestra Carta retándonos, tomándonos la medida a través de nuestros prejuicios, invitándonos a disfrutar de un inexistente pastel tal como ocurriría con la visión ilusa de un oasis ficticio en plena travesía por el desierto. En este caso se trataría del desierto de las emociones, un desierto que de tan aplastante, misterioso e intimidatorio nos hace percibir el manjar justo de donde nunca lo podría haber. Lilith es intimidatoria, utiliza nuestros sentimientos y emociones para tomar vida. Nos fagocita. Su presencia es invisible pero contundente. Nuestras motivaciones inconscientes giran en torno a ella. Representa lo inconfesable, nuestros secretos más recónditos,… Y al mismo tiempo señala una vía de transformación cuyo punto de partida es una emoción innombrable y secreta, tan secreta que nos domina. No tenemos a Lilith, es ella quien nos tiene a nosotros. Lilith es un agente provocador del destino.Las implicaciones que Lilith tiene en nuestra Carta crean un territorio propicio para el cuestionamiento personal. A través de la acción de Lilith observamos lo incompleta que es nuestra vida si tan solo vivimos rindiendo culto a nuestros sentimientos más decorosos y aceptables. Lilith nos enseña que la ocultación de cierta clase de sentimientos (odio, venganza, envidia, ira,...) es negar una parte importante de nuestra personalidad, lo cual puede derivar en problemas de salud tanto en lo físico como en lo psíquico. Así pues, la posición astrológica de Lilith ofrece una información esencial no sólo de sentimientos sino también de facetas que piden ser reconocidas e integradas. Esta petición que ella nos hace viene a través de situaciones chocantes sorprendentes, desestructurantes, caóticas,... Su finalidad es pulverizar toda defensa y hacernos más sinceros y menos remirados. Así, sin protección, emergen del inconsciente, emociones y deseos que han permanecido largamente ignorados. Esta eclosión es altamente desafiante para nuestro status quo emocional. A menudo podemos percibir la acción de Lilith a través de comportamientos anómalos que se sitúan entre la ocultación y la manifestación sin encauzar, como si se quisiera contener lo incontenible. Eso da lugar a incongruencias muy chocantes.Cuando me puse a indagar acerca de qué cosas nos hablaba Lilith, empecé a detectar, en mí mismo y en las personas con las que más estrecha relación mantengo, algo que delataba su presencia en los comportamientos. Es algo difícil de aceptar.
¿Cómo es posible que una persona pueda al mismo tiempo afirmarse y negarse en algo de si misma? Es una pregunta peligrosa y necesaria a un tiempo. Es peligrosa porque su sola formulación provoca que la negación de lo que se desea todavía se amplifique más. Pero, por otro lado, la amplificación pone luz y hace evidente ciertas actitudes que hasta cierto momento permanecían en la oscuridad del inconsciente. La única explicación es que negarse a uno mismo aquello que más felicidad puede dar, solo puede provenir de un enfado infantil mal curado, como si el castigo de origen se convirtiera después en autocastigo o en enfado que proyectamos sobre los demás. Se trata de un enfado que, aunque sus consecuencias permanecen exiliadas de nuestro comportamiento normal, sigue estando muy vivo. Y la única forma de desactivarlo es sacándolo hacia fuera, drenándolo de los intersticios de nuestro sistema emocional. De este modo, drenando, podemos manejarnos con lo que en realidad somos, con lo que sentimos con lo que anhelamos. Lilith nos invita a simplificar las cosas, a esencializar nuestras motivaciones. Sólo así podemos neutralizar la bomba hecha de sentimientos o anhelos no expresados. Y es que en Lilith está el germen de todas las guerras, tanto internas como externas. Es por eso que Lilith señala el límite entre la cordura y la locura, entre la paz y la guerra, entre el amor y el odio, entre lo oculto y lo manifiesto.Con Lilith drenar es nacer. El que no protesta no nace, y Lilith es la voz de una protesta largamente guardada. Lilith representa algo de nosotros mismos que no ha acabado de nacer. Para ello utilizará todos los medios posibles: el caos, el desorden, el enfado, la hostilidad, la pérdida, el fracaso, la agresión, la depresión, el divorcio, la enfermedad, los accidentes, el apetito desmadrado, etc… y, sobre todo, los sueños. Incluso los sueños que se tienen cuando estamos despiertos. La cuestión es si uno es consciente de lo que sueña de lo que anhela, de lo que en verdad persigue más allá de lo que conscientemente cree perseguir. ¿Quién se atreve a descifrar sus anhelos verdaderos?, ¿y sus anti–anhelos?La posición de Lilith por Signo nos ayudará a desentrañar aspectos de nuestro comportamiento que nos perjudican. La posición por Casa nos ayudará a cuestionar los deseos que solemos defender conscientemente y nos llevará a descubrir que tan solo en el inconsciente está lo que verdaderamente deseamos de la vida. La posición por Casa, además, nos indicará en qué escenario de la constelación familiar se han incubado esos comportamientos. Los aspectos nos indicarán, por un lado, cómo nos boicoteamos, y, por el otro, cómo canalizar mejor la rabia interior para así positivizar esos rasgos nocivos de nuestra conducta.Lilith y PríapoAl igual que los Nodos de la Luna,
Como tal eje, el formado por Lilith–Príapo, simboliza una dinámica de relación con el entorno, de tal manera que lo que uno cree que oculta resulta que es lo que otros ven con claridad meridiana. Así, cuando ponemos energía en ocultar algo de nosotros (mentir, tergiversar, deformar, camuflar, engañar, etc...), lo que hacemos sin darnos cuenta es llamar la atención de los demás. Es por eso que la invitación que nos hace Lilith es a sincerarnos sin reparar si tal cosa es agradable o no. Mantener oculta una emoción o soportar llevar un secreto a cuestas siempre supone un gasto energético que puede resultar muy nocivo para nuestra salud.Y ya que hemos hecho mención de los Nodos de la Luna, haremos bien en señalar que tal eje señala el camino evolutivo del alma. El Nodo Sur representa el tipo de conducta menos productiva, mientras que el Nodo Norte señala situaciones y actitudes que nos ayudan a evolucionar. Estableciendo un paralelismo, el eje formado por Lilith–Príapo describe la evolución del temperamento instintivo. Lilith presenta una gran analogía con el Nodo Sur, y Príapo, con el Nodo Norte. Lilith y Nodo Sur son dos puntos de anclaje de los que hay que desamarrarse para que puedan ser integrados y aprovechados, y Príapo y el Nodo Norte representan el punto de llegada, aquellos potenciales que, procurando su desarrollo, nos hacen la vida más feliz.Quienes en una Carta Natal tengan en cuenta a Quirón podrán comprobar cómo los asuntos que él gobierna tienen muchos puntos de concomitancia con Lilith. En concreto es posible percibir que ambos componen un circuito, ambos describen fallos en la educación recibida, y ambos, por tanto, refieren a elementos de nuestro carácter y facetas que quedaron marginados en el proceso de socialización. En este sentido, la gran diferencia estriba en que si Quirón nos habla a través de creencias que deforman la realidad